«¡El superyó no es más lo que era! Ahora es: a cada uno su voluptuosidad. Y también: a cada
uno su verdad. Y además: el mercado para todos. Cada uno tiene derecho a sus pequeñas
creencias mientras no molesten a los otros, los hobbies, cuando justamente la verdad es
aquello por lo que valdría la pena molestar a los otros. Lacan no se privaba de ello.»
J.-A. Miller, «Él decía, yo tengo siempre 5 años», Libération, 2001.